lunes, 15 de octubre de 2012

Dicen que lo que mal comienza, peor acaba...

(pipipipiiii) ¡Maldito despertador! ¡Calla ya! (silencio y respiración pausada)
-¡Silvia son menos cuarto!
¡¡Ahhhh corre Pepe!! -Sal a la calle ¡El buss!! ¡corre, corre corre! (...) lo perdí. Bueno, pues me espero al siguiente; joder qué frío hace (20min después) llega el bus urbano -¡Mira llego a tiempo, está ahí el de la uni! (se va) Ah, pues no. Al siguiente será.

(1h después) Llega a clase -¿Y esto cómo pijos se monta? -Pasa los hilos; no, sácalos que hay que cortarlos; ahora cuadra el paralex, venga pero para hoy... ¡¡bien, lo conseguimos!! vale y ahora e dibujo. ¿Cómo se hace? Ni idea. Pues vale.... Una línea por aquí, otra por allá ... esto menos de pérgola tiene forma de todo. Voy a darme un paseo. Anda mira, el de esa se parece más a la pérgola que el mío. Venga voy a intentarlo. 
-¡Hay que entregar ya!
-¿QUÉÉÉÉ? ¡PERO SI NI HE EMPEZADO!
-Pues lo entregáis como esté.
Vale, pero el cero que me lo ponga con compás ;)

Ufff por fín se ha acabado esa clase, en la siguiente seguro que me va mejor.
-Mira Silvia, el chico que está delante de ti es bastante mono.
-¿¿QUIÉN ESTE?? ¡¡QUÉ DICES PERO SI PARECE BASTANTE MAYOR!! BUENO, POR LO MENOS DE ESPALDA PARECE MAYOR.
-Hombre, mayor no sé, ahora sordo no tiene pinta de ser.
-Upsss.

¡¡Hora de comer!! Venga que la comida seguro que me arregla el día. (Sin incidentes) Bueno, pues ahora que estoy con el estómago lleno voy a ver si hago algo... uuuhh qué sueñoo... bah me voy ya a por el bus por si tarda en venir. Voy a sacar ya el dinero que después con todo no puedo... ¡mira ya está aquí! Uy qué corto que es este bus, ¿no?
-Disculpa ¿este es el 24?
-No, es el 34.
-¿¡Qué!? ¡Dioss pero este no era el que tenía que pillar!
-Pues yo ahora ya no puedo parar.
-Pues nada, así conozco Alicante.

Mira qué día tan bueno que hace: el sol me da en la espalda, los pajaritos cantan, las nubes se levantan... y yo no escucho nada por culpa de los putos coches... en fin.
-¿Señora, usted sabe por dónde se va a RENFE?
-Sí mira, sigue recto por la avenida y al final giras a la izquierda.
-Ah vale, muchas gracias.
Chico qué paseillo más bueno... desde luego despertarme me voy a despertar bien.

-José, oye que llego un poco tarde... No, nada, sólo estoy dándome una vuelta por Alicante, que me apetecía conocer nuevos mundos.
-Ah pues nada, cuando llegues avisa.

(10 minutos más tarde de lo previsto, y habiendo salido de la uni con media hora de antelación, Silvia llega al lugar citado) Hala venga, vamos a conducir un rato, que ya sí que sí, me tiene que ir bien.
-En la siguiente, gire a la izquierda... ¡Esa no, la otra izquierda!
-¡¿Pero no me has dicho en la siguiente?!
-¿Y la siguiente no es esta de aquí?
- ¡No hombre! Yo estaba buscando la otra siguiente.
-Bueno vale, pero ahí había un stop.
-Pero si lo he hecho. Lo que pasa es que no veía, y cuando me he adelantado para ver mejor y he visto que venía un coche de lejos he tirado.... que si no no me daba tiempo.
-¬¬"
-¡Frena, frena, frena! (tocotoco...silencio)
-¡He frenado!
- Ya, ¿y el embrague?
-Bueno, eso ya lo dejo pa que lo pises tú, no voy a hacerte yo todo el trabajo.
-Venga, ábrete más para tomar la curva.
-Pero si no puedo, está la moto esta.
-Sí que puedes, frenafrenafrena (puuuum) Sí, y ese era nuestro tapacubos.
Ay dios mío...
-Bueno venga, que lo que queda de clase sí que voy a conducir bien, que ya me toca.
-¡A ver si es verdad! ¬¬"
(Sin incidencias, llego a casa)

-Cariño, ¿qué tal ha ido el día?
-Bueno... Mamá, esta semana me va a ir como la seda.
-¿Y eso?
-Porque todo lo malo que me tenía que pasar esta semana, me ha pasado ya hoy; ahora sólo falta por venir lo bueno. 

OPTIMISMO, soy tu viva imagen.






domingo, 26 de agosto de 2012

Llueve...


Se apoyó en la ventana y con los ojos cerrados dejó que el olor a pureza y humedad le llenara los pulmones. Fuera llovía. Pequeñas gotitas caían del cielo confundiéndose con las que brotaban de su lagrimal.

¿Cómo habían cambiado tanto las cosas? ¿Cuándo se había convertido la lluvia en simple vapor condensado que cae por gravedad?

Un frío intenso le recorrió la columna vertebral. Un viento helado que sin salir de ningún lado le caló hasta la médula espinal. Sus dientes castañeaban, su mejilla se inundaba y sus ojos habían olvidado parpadear. Y sin embargo ella no se inmutaba. Estaba concentrada en una gota que poco a poco se deslizaba por el cristal.
Tan libre, tan voluble, tan hermosa…
La gota se transformaba sin cesar. Podía encontrarle tantas formas…

Sin querer, o quizá deseándolo más que nada, se encontró sumergida en sus recuerdos; en todos aquellos cambios mágicos que, como la gota y el cristal, habían vivido juntos.

Recordó un tiempo de castañas, libros, fotos e idiomas que inventar. Recordó cajas, aventuras, velas y tartas que no se podían cortar. Recordó conjuros de bombones que todas las lágrimas en carcajadas podían transformar.

Recordó tantas y tantas anécdotas… tantos instantes felices; tantos momentos que, aun siendo menos alegres, siempre acababan con sonrisas; tantas veces viendo la lluvia a distancia y dejando su sonido y olor los conectara…

Y sin embargo, por mucho que recordara, por mucho que lo intentara y se esforzara, no llegaba a encontrar el momento en el que todo eso había cambiado.

Escéptica, se llevó la mano a la mejilla donde aún notaba la humedad.

-Te echo de menos Salsito- susurró, aunque nadie le oyó. Porque hacía meses que no había nadie a su lado mirando la lluvia tras el cristal. Porque el dulce olor a mojado sabía amargo en soledad.


lunes, 11 de junio de 2012

Selectividad: no el futuro, el presente

Nervios, nervios y más nervios. Tres días, siete exámenes, diez horas y media, y una sola ilusión: que te dé la nota.

Es fácil agobiarse, temer el bloqueo, estar totalmente insegura e incluso hecha un flan. Es fácil caer en los repasos de última hora que no sirven para nada más que para pensar que no te sabes nada. Es fácil creer que todo este esfuerzo no te va a valer para nada.

Pero sobre todo, es fácil pensar en esa famosa frase "en Selectividad te juegas tu futuro". Darle tanta importancia a esa maldita nota, que se te acabe por olvidar lo más importante: hacer los exámenes lo mejor que puedas.

Porque Selectividad en realidad no es el futuro, Selectividad ES EL PRESENTE, es mi presente: aquel presente que tan lejano quedaba, ese presente por el que tanto me he esforzado y, sobre todo, este presente por el que tengo tanta ilusión.

No sé cómo me irán las cosas mañana, pasado o al otro, pero sea como fuere, lo que sí sé, es que son tres días para aprovechar y lucirte. Porque ya he llorado bastante para llegar hasta aquí. Ahora lo único que queda es demostrar lo bien que sé hacer las cosas, que para eso he perdido tantas horas estudiando.

martes, 29 de mayo de 2012

¡¡VALIÓ LA PENAA!!

Desde pequeños, a todos nos han dicho alguna vez eso de "el tiempo al final pone a cada uno en su lugar, y siempre te recompensa." Pero conforme vas creciendo, y la vida de va dando palos por doquier, esa frase acaba por hastiarte.
Llegan retos, caídas, golpes, reintentos y más fracasos. Llega el dolor de las injusticias, la impotencia, el agotamiento e incluso la desesperación.
Pero un buen día, te levantas, y ves que esa frase no era nada falaz, y que la vida, al final de cuentas, acaba por ser justa.

Y es que hoy, después de este maldito curso de MUERTE, de tantos nervios,  de toda la presión acumulada, de las inyecciones de cafeína en vena para sobrevivir a las largas noches de estudio, de las "vueltecitas de tuerca" como llamaba mi madre a esa manía de exprimirnos al máximo, de las hijoputeces de los exámenes en los que al profesor le apetecía reírse un rato... 

Después de ver cómo la mitad de temario de 2ºBAT ya lo sabíamos porque lo dimos el año pasado, y de sudar la gota gorda para asimilar la materia de primero de carrera que a modo de "favor" nos han metido, de ver que cuanto más dabas más te pedían...

Después de que, hace sólo una semana, llegara a clase por la mañana y se me saltaran las lágrimas sin más de pura impotencia; por el agotamiento físico, psicológico y moral; por la sensación de NO PUEDO MÁS; por las ganas de mandarlo todo a tomar por culo.

Hoy, después de todo, la vida me ha vuelto a demostrar, que todo es fuerzo tiene su recompensa, y que merece la pena vivir.

Hoy, después de todo, puedo decir bien alto que TENGO MATRÍCULA DE HONOR EN 2º DE BACHILLERATO, porque me ha costado sudor y lágrimas, porque me la he ganado, porque me he dejado la vida para conseguirla, y porque después de todo, valió la pena.


sábado, 12 de mayo de 2012

¿Vale la pena?


Con un suspiro, agotado, pasó otra página ya escrita. "Si pudiese ahora mismo recordar con qué fin estoy perdiendo tanto tiempo..." Miró por la ventana y vio cómo los primeros rayos de sol despuntaban al alba. Otra noche de estudio y cafeína que acababa. Ocho horas más perdidas entre páginas.
Con un suspiro, resignado, cogió el bolígrafo de nuevo. Aún habría de perder bastantes horas más esa mañana.

domingo, 15 de abril de 2012

Una sonrisa para comenzar.

Sabías lo que hacías, sabías que era tarde. Veías el peligro, pero decidiste arriesgarte.
-No creo que sea una buena idea acercarte a eso que arde.
-Lo que seguro que no es buena idea es alejarte por cobarde.

No escuchaste algún consejo que intentara concienciarte. Te acercaste ya sin miedo, no supiste controlarte. Prendiste la mecha e insensata te quedaste, a sabiendas que ese fuego, bien podría incinerarte.
Y la mecha llegó a su fin, ineludible era que estallara, inevitable que te hiriera.
Inevitable, sí; inexorable, quizá; indispensable, seguro.

Y explotó. Y todo comenzó de nuevo…

Porque de nuevo fue necesaria la intervención de ese gran maestro que te quemara y te reviviera a la vez. De nuevo suspiros, de nuevo latidos; de nuevo el tintinear de una aguja giratoria que anuncia el porvenir de quién sabe qué pasará. De nuevo espera, de nuevo silencio; de nuevo cenizas, de nuevo experiencia; de nuevo… tiempo.

Tiempo para reconstruir tu cuerpo, tiempo para salir del huevo. Tiempo para viajar a hacerle una visita al gran astro para que te sonría al iluminar tus lamentos; tiempo para mirarle a la cara, entregarle el pasado y devolverle el tierno gesto.

Y en definitiva, tiempo para mirarte al espejo con la cara levantada y gritar a voz alzada que ahora sí, todo ha comenzado de nuevo.


lunes, 26 de marzo de 2012

Después de la tormenta siempre viene la calma

-¡Ey! ¿Qué haces?
-Miro.
-¿Miras? ¿Qué miras?
-Las nubes.
-¿Juegas a buscarles forma? Yo jugaba muchas veces a eso de pequeña.
-No, no creo que haya que buscarle nada. Son nubes, y ya tienen su propia forma, aunque a veces el viento las cambia tanto que es muy difícil saber cuál es la verdadera.
-Entonces, ¿tratas de buscarles la verdadera forma?
-Bueno, eso es lo que solía hacer antes, pero ahora… me he dado cuenta de que eso no es lo que importa.
-¿Y qué importa según tú?
-Importa lo que pueden hacer, y sobre todo, lo que nosotros no podemos hacer por evitarlo.
-No entiendo.
-Mira, ¿ves esa nube gris de ahí? Seguramente dentro de unas horas se acabe de poner negra y provoque una tormenta. Sin embargo esta mañana cuando me he levantado y he mirado por la ventana, era blanca y bonita; parecía que iba a traer esa lluvia pacífica que tanto necesitamos. Y aún ahora, cuando veo lo gris que está, me sigo preguntando si quizá no pueda derramar su agua poco a poco.
-Ya entiendo. Te dan miedo las tormentas.
-No, yo nunca he sido de esconderme debajo de las sábanas.
-Entonces, ¿por qué tanta obsesión con esa nube?
-Sólo pensaba… el otro día escuché que han inventado una especie de cohete que rompe las nubes e impide que las tormentas causen destrozos.
-Eso está ya desde hace tiempo, pero es sólo un mito urbano. Las nubes van a llegar quieras tú o no, y seguirá habiendo tormentas.
-¿Y qué? No importa que sea cierto o no. Lo importante es: si tuviéramos ese poder realmente ¿nos convendría usarlo?
-Supongo. Si podemos evitar los desperfectos…
-¿Seguro? Pongamos que sea cierto. Si pudiéramos romper las nubes deberíamos haberlo hecho esta mañana, cuando todavía era inofensiva; porque ahora mismo si rompiéramos esta nube gris caería toda el agua directamente y provocaría una inundación de todas formas, ¿no?
-Sí, supongo.
-Bien, pero si la hubiéramos roto esta mañana quizá habríamos perdido la oportunidad de que lloviera con calma, limpiara el ambiente y acabara con la sequía que tanto mal está haciendo.
-Entiendo. Quieres decir que te llama la atención lo imprevisibles que son las nubes.
-No, no entiendes nada. Lo que me llama la atención no es cómo sean, sino lo que pueden causar y lo mucho que las necesitamos, tanto para bien como para mal.
-¿Cómo van a ser necesarias las tormentas? ¿No viste lo que hizo la última inundación? ¿No viste lo árboles rotos por los rayos?
-Precisamente por eso. Es necesario que haya tormentas para recordarnos que al fin y al cabo seguimos siendo personas. Ni fuertes ni poderosas… sólo personas. Y que lo que nos hace grandes no es el creernos capaces de dominarlo todo, sino que nos apoyamos los unos con otros para arreglar los desperfectos causados por la tormenta. Eso, y nuestra capacidad para mirar al cielo de nuevo y alegrarnos cuando otra tierna nube aparece tras el horizonte. Porque quién sabe si esa será la que un día nos llueva.